Este templo, de mayores proporciones y riqueza que la parroquia, posee sin embargo menos gracia en las proporciones interiores del conjunto de edificio y bienes muebles. Corresponde al estilo mudéjar Granadino, muestra de integración cultural entre el arte islámico y el cristiano o europeo.
Al exterior presenta dos elegantes portadas renacentistas compuestas por pilastras cajeadas que soportan un entablamento muy clásico y enmarcan un arco de medio punto que descansa en otras pilastras también cajeadas, la portada lateral, además presenta un remate decorativo centrado por una cartela.
Su planta consiste en una nave cubierta por una armadura de par y nudillo con labradas tirantes pareadas, su harneruelo se halla decorado con lacería en ciertos tramos, los ángulos presentan limas mohamares, siendo toda la techumbre más rica que la de la parroquia. Al final de esta nave se abre un gran arco toral que sirve de comunicación con la capilla mayor rectangular, cubierta por una armadura aún más bella y decorada.
Portada lateral elaborada en piedra tosca.
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La amplia nave con la capilla mayor al fondo. |
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Detalle de las armaduras |
Retablo mayor,
obra maestra del renacimiento español, realizado por Juan de Maeda,
discípulo del gran artista iniciador de la Escuela Granadina, Diego de Siloé. El retablo está formado por dos cuerpos con
tres calles y un ático que lo remata. En él se pueden admirar bellas obras en pintura y relieve.
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Retablo mayor, obra maestra del renacimiento español. |
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Espléndido
frontal de la mesa del altar elaborado en mármoles de la región
granadina, en él se representan los
elementos de la Pasión de Cristo. Este frontal pertenece al retablo del
Cristo de la Expiración, pero a finales del siglo XX fue trasladado al retablo mayor. |
Retablo
del Cristo de la Expiración de un barroco del siglo XVII con
características españolas. La imagen de Jesús clavado en la cruz se nos
muestra entre dos poderosas columnas salomónicas que sostienen un
entablamento cuyo friso se comba y abre para contenerlo. Todo el retablo
está pintado imitando piedras y mármoles diversos, excepto las molduras
que están doradas. A los pies de la cruz sobresale un sagrario con una
pintura de la sagrada familia.
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Entre
el cuerpo y las extremidades de Cristo se aprecia una cierta
desproporción. A los pies de Jesús se sitúan dos imágenes de la Virgen
María y San Juan Evangelista con las vestiduras estofadas. |
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Primer plano del Cristo de la Expiración. |
El retablo de la Virgen de los Dolores, de un barroco propio del siglo XVIII en el que se aprecia la característica labor de rocalla, se nos muestra con las molduras doradas y los lisos pintados en color de porcelana con abundantes ramicos de flores variadas. Presenta un solo cuerpo con una hornacina entre dos esbeltos estípites, que sostienen un movido y quebrado entablamento que se ensancha y curva hacia arriba produciendo un airoso remate. También sigue los cánones de la Escuela Granadina de Escultura.
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Retablo
de la Virgen de los Dolores con la bella imagen de vestir, en este caso
con su traje blanco.
Posee otro manto negro con bordados en oro realizado por las vecinas
del Lugar Bajo a principios del siglo XX como me aseguraba Encarnación Segura Molina nacida en este Lugar. |
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Imagen de la Virgen de los Dolores en su hornacina
restaurada y cerrada por cristalera donada por D. Dionisio Junco |
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Imagen de la Virgen de los Dolores, con su traje de luto. Las manos juntas, el rostro pálido y la sobriedad muestran una religiosidad sería y propia de nuestra Región de Granada. El exceso de encajes en lugar del sencillo rostrillo muestran el hecho de que se ha iniciado la conversión en una imitación sevillana. Siempre lo original es mejor que las imitaciones, recuperemos lo nuestro. |
El retablo de la Virgen del Rosario es también una obra del siglo XVIII y por tanto posee algunas influencias francesas como el anterior. Se sitúa dentro de una poco profunda capilla-hornacina. La policromía del retablo consiste en molduras doradas y los lisos pintados en color porcelana con ramicos de flores. En su hornacina se encuentra una bella imagen de la Virgen del Rosario que mira con dulzura al niño que porta en sus brazos, sus vestidos se encuentran estofados en oro y tonos oscuros.
El retablo de San Sebastián contiene la imagen del patrón de los Ogíjares. Tras la guerra de los moriscos en la Alpujarra se incrementó la costumbre de realizar imágenes de este santo e incluso de hacerlo patrón de numerosos pueblos del Reino de Granada. El retablo corresponde al barroco del siglo XVIII, y se organiza en torno a una hornacina central situada entre dos delgados estípites que sostienen un quebrado entablamento. Está pintado en color yema de huevo con las molduras doradas.
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Retablo de San Sebastián, el patrón de los Ogíjares,
algo más pobre que los anteriores. |
Retablo de San José, también de estilo Barroco final, siglo XVIII. Se consiguió terminar la talla en madera, pero no llegó a dorarse. El retablo se incrusta en una capilla-hornacina del grueso muro. Todo él está revestido de decoración barroca del último periodo, presentando mucho movimiento. En su centro se abre una hornacina que contiene la imagen de San José con el Niño en sus brazos.
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Retablo de San José, obra del siglo XVIII. |
Retablo de la Virgen del Carmen, también sin dorar. En el principio fue concebido para albergar la talla de un crucificado en el interior de un gran arco practicado en el muro, pero terminó conteniendo una urna posterior con la imagen de la Virgen que le da nombre.
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Retablo de la Virgen del Carmen, obra del barroco final, siglo XVIII, pero con añadidos posteriores. |
El púlpito, de estilo barroco, muestra líneas parecidas al de la parroquia de la Virgen de la Cabeza. Sobre su tornavoz se yergue una pequeña imagen de la fe y bajo él cuelga una paloma que simboliza al Espíritu Santo.
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El púlpito es de estilo barroco de líneas parecidas al de la parroquia de la Virgen de la Cabeza. |
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Algunos
retablos tienen inscripciones de antiguos donantes,
personas sencillas
del pueblo que cedían parte de sus escasos ingresos
para el cuidado y
mantenimiento de los templos,
hecho basado en una fe que los movía a realizar obras
altruistas.
Ello debe hacernos reflexionar sobre la importancia de
nuestros templos,
son la historia misma de los habitantes de la
localidad,
y por eso debemos cuidarlos y valorarlos como patrimonio de
todos. |
Pinturas murales
Las paredes de la iglesia se decoran con pinturas de diversos tipos y calidades, como un gran manto real tras el retablo mayor, o las desaparecidas de la capilla mayor que representaban esbeltas pilastras cajeadas que sostenían un entablamento. El cuerpo de la iglesia presentaba una cenefa en su parte superior con motivos sencillos.
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