El edificio está situado en el Albaicín granadino, muy cerca de la Iglesia de San Miguel Bajo y del convento de Santa Isabel la Real. La fundación del Hospital de la Tiña se realizó en un antiguo palacio nazarí en el que Boabdil había sido reconocido por segunda vez como rey de Granada en 1485. Hoy se encuentra muy bien conservado por las Madres Mercedarias, quienes además realizan una gran labor social. Gracias a ellas por permitir la visita y las fotos.
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Capitel nazarí con restos de pintura de la época. |
Tras la toma de la ciudad, el palacio fue cedido al Marqués del Cenete, Rodrigo de Vivar y Mendoza, cuyo hijo lo vendió a Pedro de la Calle, padre de Don José de la Calle y Heredia, caballero veinticuatro de Granada, quien lo fundó en 1662, por haberse curado de la enfermedad. En él no solo se trataba la tiña (enfermedad que genera pústulas de color verdoso o ceniciento en la cabeza), sino a sacerdotes pobres y a enfermos incurables. Tras la reconquista de Granada, fueron frecuentes las fundaciones hospitalarias patrocinadas por la nobleza.
El Hospital estuvo en uso hasta bien entrado el siglo XIX, en que fue dedicado a orfelinato y gestionado por la orden de las Madres Mercedarias. Hoy las monjas realizan una gran labor social dedicándose al cuidado de niños, a veces de familias desestructuradas.
El palacio nazarí sufrió transformaciones para adaptarse a vivienda del marqués del Zenete hasta que se terminara su magnífico castillo-palacio de la Calahorra.
En el siglo XVII Fue demolido para la construcción del hospital, pero sus columnas se conservaron y reutilizaron en el patio.
La entrada se hace a través de una portada sobre la cual encontramos el escudo de la familia Calle. Tras el zaguán, cubierto por un alfarje, entramos al patio rodeado por cenadores con columnas de mármol, unas procedentes del palacio nazarí y otras cristianas.
Algunos cenadores del patio se decoran con hermosos azulejos de tradición nazarí o granadina.
En un lateral se sitúa una alberca rectangular con un león a modo de surtidor.
El suelo se embellece con un empedrado granadino con el escudo de la Merced y la fecha de 1833, más una serie de Granadas alusivas al Reino y posterior Región de Granada.
En un ángulo del patio se aloja la escalera, siguiendo la costumbre medieval. En ella una imagen del fundador de la orden.
El segundo cuerpo tiene corredores con techo sostenido por pies derechos más una balaustrada de madera, el conjunto se remata con un alero sobre canes. En su interior posee una pequeña capilla con techumbre de madera bien trabajada, un pequeño coro y un altar de estilo barroco.
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Zapata de uno de los pies derechos del corredor. |
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